sábado, 15 de mayo de 2010

CRÓNICA: TREAT + THE POODLES + H.E.A.T

GIRA SWEDEN ROCKS

SALA SALAMANDRA (L’HOSPITALET, BARCELONA), 25.04.2010

Cuatro horas, tres grupos, dos pases de prensa, y un país: la bandera sueca hacía de fondo de este gran cartel, en el que nos encontrábamos a bandas hardrockeras bastante dispares entre sí. H.E.A.T, con un solo disco, nos ofrecerían A.O.R. y juventud; The Poodles, un sonido más moderno sin salirse del heavy-rock; y Treat, experiencia, hits para parar un tren y el máximo exponente de esa magia ochentera que vivimos durante toda la noche.


Kenny Leckremo, vocalista de H.E.A.T. Noche sueca, noche de frontmans

Tuvimos suerte: eran las 20.00 h y el primer concierto aún no había empezado. Pasaba media hora de la indicada en la entrada para que H.E.A.T saliesen al tablado, y mientras atravesábamos un par de puertas se empezó a escuchar la Intro de su primer y único álbum, que iría seguida de There for You. Para quien no les conozca, lo de H.E.A.T es increíble: con poco más de tres años de trayectoria (y unos veinte años de media de edad) dieron un concierto que de durar un poco más hubiese sido el mejor de la noche. Un derroche de juventud, energía y A.O.R. que dejó más que satisfechos a los que llegaban con ganas de escuchar los cortes de su primer disco, y encantados a los que ni siquiera habían oído hablar de ellos.

El setlist incluía varios temas del álbum debut aparte de los mencionados, como las cañeras Straight for your Heart y Late Night Lady, otros más tranquilos como Cry y Straight up, y su primer single Keep on Dreaming. Por desgracia aún no habíamos podido escuchar el segundo álbum, que llegará a finales de mayo, pero en el concierto intercalaron tres cortes de este Freedom Rock: 1000 Miles (el más conocido, ya que fue presentado al concurso sueco de Eurovisión), Black Night, y el nuevo single Beg, Beg, Beg. He de reconocer que este último funcionó a la perfección, pese a que al escucharlo ahora me suena totalmente pachanguero: nadie parecía haberlo oído antes, pero todo el público cantaba los estribillos, y la sala se movió como no lo había hecho en toda la tarde.

H.E.A.T: hard rock, A.O.R. y juventud

H.E.A.T dieron un concierto a la altura de su primer disco, algo que parecía insuperable (si no lo habéis escuchado, os aseguro que es de lo mejor que se ha hecho de hard rock en la última década). Es más, a veces me da por pensar que no tocaron temas como Bring the Stars o Follow Me para darle emoción al asunto y no convertirse de golpe en la banda de hard rock emergente más popular de Europa, aunque con los pies en la tierra me da que tal vez sea por la alta tesitura que exigirían estas canciones en directo a Kenny Leckremo. Especulaciones aparte, para nada me extrañaría verles de cabeza de cartel de grandes festivales en unos años… esperemos el Freedom Rock, y… ¡el tiempo dirá!

Quince minutos de descanso, y THE POODLES arrancaron su concierto con Echoes From the Past, que enlazaron rápidamente con Caroline y Metal Will Stand Tall. Se me hace inevitable la comparación con el concierto que pudimos vivir en Madrid hace seis meses, que sin dudarlo superó con creces al de la noche pasada. El concierto de los caniches fue simplemente correcto, y pese a que el frontman Jakob Samuel no dejó de sonreír al público en toda la actuación, se ve que The Poodles se encuentran mucho más cómodos cuando son cabeza de cartel. En esta ocasión eché de menos muchas de las cosas que hicieron tan especial la noche de Madrid: no hubo baladas en acústico, tampoco cambio en el decorado del escenario, Jakob solo se cambió de ropa un par de veces… al final, la conexión con el público no fue tan cercana.

Jakob Samuel, animó como pudo la fiesta de The Poodles

Sin embargo, esta limitación hizo también que salieran varios temas de su setlist, y los que se quedaron para el concierto fueron muy acertados, combinando cortes de sus tres discos: Like no Tomorrow, Streets of Fire, I Rule the Night, One Out of Ten, Another Trip, Dreams to Follow… incluso añadieron Line of Fire, canción muy happy que no suele escucharse en sus directos.

Tengo que hacer alusión también a los técnicos de sonido, que hicieron un trabajo increíble. Las condiciones de la sala ya son buenas de por sí, pero es que el concierto no podría haberse escuchado mejor. Tal vez sea porque The Poodles llevan algunos sonidos pregrabados a los conciertos (eso ya no me gustó tanto) que pueden requerir a alguien bastante experimentado en el tema para irlos lanzando y mezclándolos con los instrumentos en vivo, y que por eso suenen siempre tan bien, todo tan nítido, cada instrumento perfecto sin tapar un solo matiz del resto.

Los solos, cortos pero resultones… ¡no había mucho tiempo!

Llegaron los solos de bajo y guitarra, y después el de batería. Fueron algo más cortos que en la gira que hicieron con Dynazty, algo acertado ya que había que apretar, pero en el solo de batería Christian Lundqvist eligió omitir esa parte que dejó boquiabierta a media sala en noviembre… ¡vaya!

Tras esto nos acercábamos a la recta final, y con ello a dos de los temas más coreables y a su vez oscuros y trágicos de su discografía: Thunderball y Flesh and Blood. Despedida, y vuelta para tocar el primer corte del Clash of the Elements, Too Much of Everything; y terminar con el que esperaba todo el público: Night of Passion.

Sin duda un buen concierto, que inevitablemente estuvo eclipsado por el de la gira anterior. Tampoco creo que en otros festivales lo fuesen a hacer mucho mejor, pero si os puedo dar un consejo, a The Poodles hay que verles de cabeza de cartel. Vale, “a ellos y a todos”, me diréis… sí, pero The Poodles son seguramente el mejor ejemplo de grupo al que se le nota la diferencia “concierto suyo/festival”.

The Poodles sonaron perfectos, pero algo artificiales… los samplers no gustaron al público

Llegaban los jefes de la noche, aquéllos a los que todo el público esperaba ver pese a no ser los más conocidos. Obviamente eran los clásicos, los que aparecían como artistas principales… pero la Salamandra contaba con un público muy joven, formado en gran parte por chavales que sabían poco más que el nombre de esta tercera banda. Aun así, esperaban impacientes para ver a unos de los rockeros suecos más importantes de los 80, tal vez los mejores (o mejor dicho, más conocidos) tras Europe: TREAT aparecieron para presentar su nuevo disco, Coup de Grace, al que dedicaron casi la mitad del concierto.

Los dos primeros cortes fueron los mismos dos primeros del álbum, aunque en orden inverso: The War is Over y All in. The War is Over fue reconocido por gran parte de la sala y pudimos escuchar las primeras voces del público en ella, pero los asistentes no estaban ni de lejos volcados en el concierto. Al comenzar el segundo tema el guitarrista Anders Wikstrom tuvo un fallo garrafal durante dos largos compases, de esos que no estamos acostumbrados a ver ni a los grupos más jóvenes, y más de uno (me incluyo) pensaba encontrarse ante un regreso de esos que no merecen la pena. Muchos nos preparábamos para un concierto realmente vergonzoso… afortunadamente, nos equivocábamos. Y mucho.

Anders, ¡no nos la líes así!

Llegó Ready for the Taking, que provocó las primeras sonrisas entre los que la conocían y los que no, gracias a su ritmo lento pero pesado y a sus estribillos pegadizos. La voz mejoró considerablemente respecto a los primeros temas, y la banda arregló sus desajustes para empezar a dar un concierto técnica y acústicamente perfecto. Después tocaba otra nueva, Papertiger; y acto seguido vendría lo que sería lo “peor” (y no por malo, sino por breve) de su actuación: un medley con Changes, Rev it Up, Party all Over y Too Wild. Ya las dos del medio merecen por sí solas un hueco al final de un setlist, echad un ojo al Youtube si queréis comprobarlo: fiesteras como ninguna, pegadizas, coreables… lo tienen todo, pero ahí se quedaron. Cuando tienes tantos temas de este calibre te enfrentas a hacer setlist complicados, algo hay que sacrificar… pero hay que ser rebuscado para quitarle importancia a estas canciones de esa forma. Aun así, pudimos disfrutarlo hasta cierto punto, y este medley sirvió para animar considerablemente a la Salamandra. Seguía calentándose más y más la sala, y salvo pequeños detalles, cada vez mejoraba más el ambiente y la conexión entre el público y los suecos.

Sin dar más vueltas al medley, sólo podemos pensar que la misión de acortar tanto todo era darle sitio al Coup de Grace: venían We own the Night (tal vez demasiado tranquila para el momento), Love Stroke y otra del nuevo, Roar que consiguió por fin poner al público en situación hasta el final de la noche. Con Sole Survivor, Get you on the Run y Conspiracy se despidieron haciendo que los asistentes nos sintiésemos en los ochenta, con una banda tal vez no tan famosa pero sí tan grande como Europe.

¡Vosotros!

Nos lo habíamos pasado muy bien, y realmente pocos tenían ganas de los bises: todos sabíamos que TREAT ya nos habían ofrecido lo mejor y que la noche se había acabado aunque quedasen algunos acordes por sonar. Efectivamente, al volver no aportaron nada del otro mundo: la nueva Skies of Mongolia y la más conocida del grupo (más por “B” que por “A”, buena pero no de las mejores): World of Promises.

Decíamos adiós a Treat, y con ello a H.E.A.T y a The Poodles, con ello a la Salamandra y a la gira Sweden Rock: un cartelazo con cuatro horas de hard rock melódico sueco, una oportunidad única de ver a tres grupos enormes con un precio realmente razonable. ¡No desaprovechéis ocasiones como esta, por mucho que caigan en domingo!


Texto: Borha Ramone

Fotos: Laia San José

Borha Ramone