lunes, 4 de octubre de 2010

CRÓNICA: En Vivo Festival

EN VIVO FESTIVAL

30.09, 1.10 Y 2.10.2010

GETAFE (MADRID)


Por primera vez en Madrid se presentaba el Getafe En Vivo, un festival que buscaba reunir a las bandas más populares de toda clase de rock nacional, además de los artistas más reconocidos de hip hop y una buena traca de grupos-tributo para amenizar las últimas horas de cada noche.


La Organización

A la hora de ir a un festival, son muchos los que tienen en cuenta el emplazamiento del mismo y las condiciones de la acampada y de las instalaciones antes que el propio cartel del evento. Por eso, no vendría mal dar un repaso a la organización del festival antes de meternos de lleno con las actuaciones.

Analicemos primero el recinto…

El recinto del festival estaba próximo al Cerro de Los Ángeles de Getafe, donde se hallaba la zona de acampada. A unos 700 metros de distancia, esta última era de las mejores que he podido ver en festivales: la gran cantidad de pinos hacía posible una estancia tranquila dentro y fuera de las tiendas. La única pega, el agua fría de las duchas y el escaso cuidado de los baños (a veces por parte del público, la mayoría por parte de la organización).

Saliendo de la acampada, y tras una larga caminata por asfalto, podíamos llegar al recinto del festival. No era fácil entrar: tras tener que pagar hasta 75 euros por la entrada, en ocasiones era necesario pasar varias veces por el control para que el segurata de turno considerase que ya no llevabas objetos que pudiesen poner en peligro al resto de los asistentes. Entre ellos, algunos de los que ya se informaba en la página web (comida y bebida), y otros de los que muchos se tuvieron que deshacer: desde finas cadenas hasta esposas de juguete acababan en los contenedores de basura.

Hay que hacer también hincapié en lo que ocurría dentro: al parecer, no había ni una sola fuente de agua potable en todo el festival, con lo que eso conlleva (la organización en la página web avisaba de que había que beber agua para no deshidratarse, pero en caso de desmayos o sed extrema, sólo quedaba hacer una cola para recoger tickets y después otra para conseguir la bebida).

Fortu, cantante de Obús, al enterarse de que no había agua potable

En resumen, en cuanto a servicios mínimos y respeto a los asistentes, la organización se merece un suspenso. ¿Significa eso que todos los servicios eran de mala calidad? Para nada, si había dinero o publicidad de por medio, la cosa cambiaba: varias carpas de diversos productos, una zona de descanso con césped artificial, puestos de comida y bebida con gran variedad… en este sentido, el festival ofrecía varias opciones para saciar el apetito o para pasar el rato entre concierto y concierto.

En cuanto a los escenarios, el festival contaba con cuatro: dos de ellos principales que compartían una gran pantalla, en los que se alteraban grosso modo bandas de “puro” rock nacional con grupos con influencias de otros estilos, así como cantautores o artistas en solitario. El tercer escenario estuvo dedicado al hip hop, y el cuarto (una carpa) a bandas tributo, que comenzaban a tocar sobre las 3.30, cuando ya habían acabado el resto de los conciertos. Los grupos actuaban una hora de media, salvo en alguna excepción que comentaremos.

Jueves 30

Destacó la actuación de Koma, donde la zona para los espectadores empezó a llenarse de verdad por primera vez en toda la noche (hay que tener en cuenta que era jueves, y que gran parte del público tenía que decidirse entre los tablados principales o el Escenario 3, que en este día albergaban a grupos con estilos similares).

Brigi, de Koma, con él se empezó a llenar el Open Air

En la primera parte cayeron más canciones de sus últimos discos, donde destacaron, del Sakeo, el corte homónimo y El Sonajero, con colaboraciones como la de Chikitín de Ska-P. En una segunda parte sonaron temas más clásicos y festivos: El Marqués de Txorrapelada, Aquí huele como que han fumao, Mi Jefe, El Infarto... el sonido no fue óptimo, pero el concierto fue técnicamente perfecto, y sirvió para animar a los que iban llegando.

Otros a destacar fueron Kaótiko, de los pocos grupos de punk que actuaron en el festival. El grupo tiene una puesta en escena y unas composiciones que en cierta parte recuerdan al Skate Punk americano, y a diferencia de muchas bandas de punk del estado, Kaótiko tienen un trabajo de coros impresionantemente cuidado. Si hay que poner alguna pega, la voz de Jony no estuvo al nivel de la de sus compañeros; y tal vez la banda esté viviendo demasiado de las rentas, añadiendo varios temas de Kaos Etíliko al repertorio (bien es cierto que es lo que exige el público). En cualquier caso, el concierto fue una fiesta, como bien demostraban los continuos pogos que se formaron.

Destacaron los coros en Kaótiko

Por último, hay que hablar de quienes fueron, sin duda, los reyes de la noche: Obús. Pese a que la primera mitad del concierto fuese algo aburrida para el público que no conocía los temas más nuevos, a partir de ahí la cosa fue cambiando. En cada canción ocurría algo nuevo, obviando detalles como los saludos con el dedo (u otras partes del cuerpo) de Fortu, que provocaban las risas y comentarios de todos los asistentes. En Dinero, cuatro pipas le llevaron hasta la mesa de sonido, donde siguió cantando el estribillo. En otras canciones, Fortu se paseaba por el escenario con patines que echaban chispas, o salía con un pie de micrófono con pirotecnia incorporada. Lo mejor del concierto, y tal vez de toda la noche, fue la presentación que ya están acostumbrados a hacer: solo de batería, con posterior solo de percusiones y malabarismos varios de Fortu. ¡Espectacular!

Obús, lo mejor del jueves. Y no sólo por lo que se ve aquí.

Viernes 1

Los trabajadores del festival comenzaron a mover las vallas del camping para hacer más grande el recinto, y las colas para entrar a los conciertos se volvían enormes: esperar 15 minutos en ellas era lo más normal. A la tarde, el Open Air empezaba a estar muchísimo más poblado que el día anterior en sus mejores horas, y ver un concierto desde delante de la mesa de mezclas se convertía en algo difícil.

Reincidentes gozó de un público muy numeroso

Tras las actuaciones tal vez algo tempranas de Boikot y Banda Bassotti aparecieron en escena Reincidentes, que dieron un repaso a su habitual repertorio canciones conocidas por casi todos, quitando alguna imprescindible y dejando sitio para algún regalo que esperaban los seguidores de toda la vida (como Aprendiendo a Luchar).

Después de un concierto buenrollista de Bebe era el turno para Rosendo, que dio un concierto perfecto en lo musical, como es de esperar de él. Como ocurría con otros artistas, tal vez algo aburrido en la primera parte del concierto, para después dejar lugar a temas como Agradecido, Masculino Singular, Cada Día, Flojos de Pantalón o la esperada de Leño, Maneras de Vivir.

Rosendo, clavando todos sus temas. ¡Como siempre!

Se hacía tarde, al menos para los técnicos currantes en los dos grandes escenarios, y era el turno del grupo más esperado de la noche (y para muchos, del festival): Ska-P. Otro concierto que salió como era de esperar: temas y temas que conocían prácticamente todos y cada uno de los asistentes. Los que no, daba igual: cada canción, por nueva y “desconocida” que fuese, daba pie al público a bailar a ritmo de ska en cada segundo del concierto. La voz de Pulpul es de las más peculiares de este país, y en la actuación no falló en ningún momento; su trabajo fue perfecto al igual que el del resto de los instrumentistas. Sí se echó en falta más parafernalia por parte de Pipi, como se ha visto en otras giras, pero tal vez el tocar en un festival les limitó bastante en este sentido.

Sábado 2

Llegaba el último día, y con él más gente, y los grupos más esperados por la mayoría.

Jesús Cifuentes, de Celtas Cortos. Optaron por un repertorio de temas nuevos…

Unos de ellos fueron Celtas Cortos, que dieron un concierto tal vez demasiado cercano al sonido de radiofórmula que han ido adquiriendo desde su reunificación. Estoy seguro de que más de uno se apuntaría a recoger firmas para que volviesen a hacer una gira como la del “Nos vemos en los bares”…

Lo mejor fueron las partes más puramente celtas de su repertorio, que animaron a todos gracias entre otras cosas al contraste que conseguían con el resto de los grupos. Llegaba la hora de irse, y tras haber tocado temas como La Senda del Tiempo, Tranquilo Majete y las más actuales Retales de una Vida y Blues del Pescador; no se podía terminar con otra canción: No nos Podrán Parar fue la elegida para despedirse.

Los instrumentistas de Los Suaves, de lo mejor del país.

Justo al acabar los Celtas, empezaba otro concierto de los grandes: Los Suaves se subían al escenario 2, con un Yosi cantando Preparado Para el Rock’n’Roll de una manera bastante aceptable. Por desgracia, que un concierto de Los Suaves sea o increíble o para olvidar suele depender al 90% de Yosi… y sin embargo, esta vez tuvimos suerte: su actitud en el escenario fue la que quería el público, sonriendo durante todo el concierto y animando canción tras canción. Prácticamente cantó todos los temas enteros (por ser él, algún lapsus siempre se lo perdonaremos), aunque en bastantes ocasiones la mala vocalización hacía las letras ininteligibles.

Por lo demás, un trabajo increíble del resto de la banda, excepto en una pequeña confusión que tuvieron al final de su último single, Cuando los Sueños se Van. El resto del repertorio: Palabras para Julia, Adiós Adiós, Esa Noche te Perdí, El Afilador, Dolores se llamaba Lola; y un largo medley en el que intercalaron varios trozos de diversas canciones de su carrera. Faltaron algunos como Mi Casa o Pardao, pero el tiempo del que gozaban era bastante limitado. Ni de los mejores ni de los peores conciertos de los de Ourense… ¡les aprobaremos, pues!

¡El gato somos todos!

La Cabra Mecánica dio un concierto sin gran cantidad de público, lo que iba a cambiar radicalmente con los que fueron las dos actuaciones con más espectadores en todo el fin de semana: Soziedad Alkohólika y Fito&Fitipaldis.

Si hablamos del concierto de S.A., era necesario (y suficiente) mirar la pantalla gigante para ver qué se cocía: cuando la cámara encuadraba a las distintas zonas del público, se podían ver golpes y pogos en todas partes, raro era el que no estuviese dando o recibiendo golpes en cualquier lugar del concierto (¡incluso por detrás de la mesa de sonido!).

Ya por fin, a las 00.15, llegaba el concierto más especial del festival, con dos horas de duración: Fito&Fitipaldis. ¿Por qué digo especial? Hay que tener en cuenta que Fito no venía como un artista más, sino básicamente como artista principal del festival, aunque su nombre apareciese en el cartel como el de cualquier otro. El mismo Fito reconoció en una reciente entrevista que iba al En Vivo porque lo organizaba la misma empresa que lleva su gira (Last Tour International), que le aseguraba que su concierto iba a ser uno más (el escenario con los vídeos, prueba de sonido, tiempo para tocar… etc).

Dicho esto, creo que a Fito se le podía exigir algo más que a los demás grupos, ya que su concierto no tenía ninguna limitación. A partir de ahí, sin duda fue uno de los mejores, por no decir el mejor. Con el recinto lleno como en ninguna otra actuación y con un gran escenario montado fueron cayendo canciones, en un principio de sus nuevos álbumes (y entre ellas, los singles más conocidos). Con el paso del tiempo, el setlist fue alejándose de la radiofórmula y pasó a incluir temas más rockeros como Whiskey Barato o Deltoya. Con Soldadito Marinero parecía que llegaba el final, pero antes de marcharse los Fitipaldis tocaron varias veces el estribillo, esta vez más rítmico y acelerado, para dejar con buen sabor de boca al público.

Aunque el público no lo esperase, Fito tenía tiempo para más, y volvió a salir para recordar a Platero y Tú con Al Cantar; y ya con la banda entera, despedirse con Acabo de llegar.

¿Y las bandas tributo?

A todos los que tienen o tenemos una banda de temas propios, incluso al público en general, siempre nos resulta al menos controvertido que haya grupos que imiten a otros artistas y lleguen “fácilmente” a tocar delante de miles de personas, cuando otras bandas reconocidas dentro del panorama nacional y con gran trayectoria profesional tengan que contentarse con tocar a las dos de la tarde bajo un sol abrasador y el 99% del público metido en las tiendas (o incluso trabajando a espera de salir para el festival).

Sin embargo, nos guste o no, al final es la ley de la oferta y de la demanda, y las bandas tributo no roban un espacio al resto de los grupos; sino que en festivales como este rellenan un hueco que estaría vacío de no ser por ellas.

Pese a todo, aunque todas recibiesen más o menos la misma cantidad de público, me gustaría recomendar algunas bandas que dieron, o que han dado en otras ocasiones, actuaciones muy fieles a lo que hicieron en su día (o siguen haciendo) los grupos a los que rinden tributo. Sin duda, la mejor actuación fue la de The Bon Scott Band, y me gustaría también recomendar a Metalmanía e Invaders por el gran trabajo y amplia trayectoria que llevan como agrupaciones.

¡Nos vemos!

¿Resumir? El En Vivo es uno de los mejores festivales de rock estatal en cuanto a cartel e instalaciones, aunque en ocasiones se tratase a los asistentes cual ganado, sobre todo en la entrada al festival y en la negación de algunos servicios mínimos que deberían ser obligatorios (como puntos con agua potable dentro del recinto).

Un festival en el que destacaron Ska-P, Obús y Fito; y que hace bien en dejar un espacio a bandas tributo, en unas horas en las que gran parte del público no quiere ir aún a dormir.

Por hoy, nada más… ¡hasta la próxima!

Fortu nos dice adiós.

Texto y fotos: Borha Ramone

1 comentario:

  1. Muy chula la crónica Boejeision. Esos saludos del fortu son los que tendrían que hacer todos los cantantes del mundo XD

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